DE
FIESTA LA IMAGINACIÓN
Así dice una frase de
una de las composiciones que interpretaba Vicentico Valdés, cuya autora es la
prolífica Marta Valdés. Inspirado en ella es que abrimos este espacio para que
aquellos que peinan canas se inspiren y nos manden sus relatos y como decía
Gracián, mientras más breves, mejor.
No obstante también
pudieran ser un poco más largos, no extremadamente, para ponerlos en varias
partes, siempre que valga la pena hacerlo. Nos interesa sobre todo el tema, de
ahí que también invitamos a los más jóvenes para que escriban acerca de sus
abuelos, padres o algún personaje de su infancia o adolescencia que les haya
impresionado, tanto vivos como ya fallecidos.
Este cuento que
traemos hoy, para romper la inercia, es de uno de los dos fundadores de este
blog y lo ponemos a su consideración. Gracias por la atención.
El Viejo Felo
AUTOR. EDDY FERNÁNDEZ LLANES
Ya no tengo fiebre ni dolores. La
muerte me ha abandonado. Por la tarde me darán el alta. Miro la cama junto a la
ventana y la veo vacía.
-¿Dónde estará el viejo Felo? -pregunto
a la enfermera que acaba de llegar.
-¿Felo? -¿quién es Felo?
-El viejito desdentado que todos los
días me narraba desde su ventana el juego de pelota de los muchachos.
-¿En qué cama estaba ese Felo? -dice la
enfermera asombrada.
-En aquella, respondo, indicando hacia
el lugar.
-Ahí no ha estado ningún anciano, había
un hombre joven que ayer murió, contesta la enfermera con desgano.
-Eso no es posible -pienso mientras
recuerdo nítidamente las narraciones beisboleras que fueron un bálsamo en mis
horas de peligro.
Por la tarde me dan el alta, bajo del
hospital, miro al frente y lo primero que veo es a Felo en un bicitaxi. Le hago
señas, y viene hacia mí. Cuando llega, no tengo dudas, es él. Monto, le doy la
dirección y digo:
-¡Oiga!, señor, no se ponga bravo -¿puede
decirme cómo se llama usted?
Mientras pedalea, vuelve levemente el
rostro y me dice:
-Félix, pero me dicen Felo.
Una alegría extraña me invade y le
pregunto:
-¿Usted no estuvo ingresado hace poco
en este hospital?
El viejo para el triciclo, se torna
hacia mí, y con una sonrisa en sus encías desnudas dice:
-¡Qué va, hombre, yo no me enfermo
nunca!
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