EL DÍA QUE SIMÓN DÍAZ QUISO ENTRAR AL OLYMPO
Autor: PEDRO J HERRERA ECHAVARRÍA
Hace
poco, para mí hace nunca, murió el
venezolano Simón Díaz, quien fuera compositor, cantante, actor, comediante y
productor de radio y televisión.
En
60 años, yo no sé cuántas obras tendrá este llanero pero hay una escrita de
manera accidental que se cuenta fue su principal tarjeta de presentación al
pedir su admisión al Olimpo de la música. Se trata de “Caballo Viejo”, con
traducciones a 12 idiomas, más de 350 versiones y ocupar un lugar entre las
veinte más grabadas de la historia de la música.
Y como los dioses pidieron
más pruebas, agregó las versiones que hicieron el cubano Roberto Torres y su
Charanga en 1981, los Corraleros del Majagual, con la voz de Armando Hernández
en ritmo sabanero, los Gypsy Kings, Celia Cruz, Paloma San Basilio, Julio
Iglesia, Rubén Blades, Gilberto Santa Rosa, los instrumentales de Ray Conyff y Richard
Clayderman , etcétera, etcétera..
Quizás después de esa larga perorata, los dioses aún no
estaban del todo complacidos y a nuestro amigo Simón no le quedó más remedio
que contarle la historia de esa composición.
Surgió al calor de encontrarse el autor, con 52 años, con
una linda cantante llanera de 19 años en
la ciudad de San Fernando de Apure, en los llanos venezolanos.
Como suele suceder, el travieso Cupido hizo que entre
ambos brotara eso que llaman amor a primera vista, y el galán ni tardo ni
perezoso comenzó a improvisar versos para expresarle sus sentimientos.
Y cuando más florido eran los versos y mayor la felicidad
del cantautor, salió al ruedo a responderle un joven llanero que inicio un
contrapunteo y cuya controversia duró más de una hora.
En ese dime que te diré, el jovencito dejó bien claro que
era el prometido de la joven y Díaz cerró aquel fraternal duelo con esta honda
reflexión: “caballo viejo no puede perder la flor que le dan / porque después de esta
vida no hay otra oportunidad”.
A la mañana siguiente, con sus versos revoloteándole en la cabeza, Simón
Díaz compuso la canción, la grabó en un álbum homónimo y pronto pasó a formar
parte, primero, del folclore venezolano antes de hacerse internacional.
Después de la historia no hubo dudas y los dioses le dieron en una gran
ceremonia la silla merecida, mientras que de fondo se oía “Caballo Viejo”, pero
en la voz de otro cubano, Barbarito Díez, con esa forma íntima de interpretar
un tema, que de todas maneras nos ha tocado una o no sé cuántas veces a los que
hemos pasado la barrera de los cincuenta y más.
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